Da: "Nello Margiotta" A: Oggetto: Cile: El brindis es de los empresarios Data: mercoledì 8 maggio 2002 15.19 Jacobo Schatan Weitzman Envio de Manuel Hidalgo Valdivia - ECHLA ATTAC - CHILE attac@globalcom.cl Acaba de aprobarse el amplio Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y el Gobierno de Chile, el cual será definitivamente firmado en mayo, previa aprobación por los respectivos Parlamentos. Con base en la todavía escasa información disponible, se podría deducir que este Acuerdo será beneficioso para ambas partes. Para Chile, porque le permitiría acceder sin restricciones a un mercado consumidor de enorme tamaño y gran diversidad, con una serie de productos de origen agrícola, agro industrial, pesquero y fabril, con servicios y otros, muchos de los cuales probablemente con un valor agregado bastante mayor que el de los commodities tradicionales. Ello se traduciría, con toda probabilidad, en un aumento considerable tanto de los volúmenes como de los valores exportados a ese destino. Para la UE, dado el pequeño tamaño del mercado chileno, la ventaja parece radicar principalmente en la posibilidad de, con Chile en primer lugar, iniciar su retorno a Latinoamerica y establecer un mecanismo de contrapeso al dominio hasta ahora incontrarrestable de EEUU, en lo comercial y político. Las palabras de Chris Patten, Comisario de Política Exterior de la UE son bastante elocuentes: "...Estoy convencido de que este Acuerdo de Asociación constituye un hito determinante para el florecimiento de nuestras relaciones con Chile y con toda América Latina(...) El acuerdo con Chile despeja el camino hacia otro objetivo más ambicioso, que es el acuerdo con el Mercosur que actualmente estamos negociando(...) Por motivos que no vienen al caso, Europa estuvo demasiado tiempo ausente de América latina y ésta de Europa. Ambas regiones sintieron hace tiempo la necesidad de un reencuentro(...) El tratado con Chile se inscribe en esta estrategia..." Me atrevería a señalar que fueron dos los factores principales que alejaron a Europa de América Latina por casi medio siglo. El primero radica en la aversión de los inversionistas europeos a seguir prestando dinero a Latinoamérica a raíz de las cesaciones de pagos en que incurrieron muchos de los países de la región, como consecuencia de la Gran Depresión de los años 30, situación que duró por espacio de alrededor de medio siglo. El segundo tiene que ver con una retirada de lo que consideraban el "patio trasero" de EEUU. Esta última noción, acuñada en el país del norte y tolerada por el resto del mundo, se mantuvo inalterable a lo largo de casi todo el siglo XX. Pero fue hacia mediados de siglo, después de la Segunda Guerra Mundial, con EE.UU. como única superpotencia de Occidente, tanto en el ámbito militar como económico-financiero, y una Europa muy dañada por la guerra, cuando dicha noción de patio traserista se torna aún más fuerte y, con ello, se incrementa el intervencionismo norteamericano. A comienzos de los 90, al derrumbarse la URSS, EEUU se convierte, de hecho, en la única superpotencia mundial. Pero también es en esta época cuando la UE solidifica su estructura comunitaria con una serie de acuerdos intra europeos (moneda común y otros arreglos importantes),con la gradual incorporación a su esfera de los antiguos países satélites de la URSS, y con una mayor participación en acciones internacionales de carácter global, económicos y políticos, que vuelve a adquirir la relevancia internacional de antaño. De otra parte, con la controvertida elección del republicano George W. Bush a la presidencia, se acentúan las diferencias de visión entre Europa y EEUU en una serie de campos. No es de extrañar, entonces, que para la UE sea de tanta importancia penetrar en el coto de caza latinoamericano de su antiguo aliado y rival al mismo tiempo. Tanto el Gobierno de Chile como los empresarios nacionales celebraron con júbilo la conclusión del acuerdo con la UE. Estos últimos, en un acto muy publicitado, lo hicieron con champagne ,probablemente francés, aun cuando no se descarta que haya sido nacional del bueno. Pero mucho más significativo que lo anterior sería que se hubiese incluido en el Acuerdo (cosa que no sabemos todavía) algunas normas relativas al mejoramiento de las condiciones laborales y ambientales en los sectores de actividad favorecidos por dicho Acuerdo. En el caso de la fruticultura, por ejemplo, ésta ha tenido un desarrollo espectacular en los últimos 15años, con retornos por exportación que superan en la actualidad los US $1.600 millones y que, con toda probabilidad, habrán de superar largamente esa cifra cuando comience a operar el Acuerdo con la UE. Pero los crecientes beneficios no beneficiaron equitativamente a todos los que ayudaron con su trabajo a crear esa riqueza. La mayor parte de los trabajadores, principalmente mujeres, son temporeros, lo que los deja en situaciones de gran precariedad: bajos niveles de remuneración jornadas de trabajo que superan las 12 horas en muchos casos, elevada exposición a químico altamente tóxicos que provocan enfermedades, tanto en ellos y ellas como en sus descendientes, falta de conocimiento de sus derechos, mala calidad de los elementos de protección, escasa capacitación para la prevención de riesgos, instalaciones higiénicas y lugares para la alimentación inadecuadas e insuficientes, sólo para citar algunas de las más importantes carencias y deficiencias. Esta situación se encuentra especialmente en los predios frutales, ya que en los packings la situación es algo mejor, aunque no siempre lo suficientemente mejor. Situaciones parecidas se encuentran en la industria salmonera, que también exhibe un desarrollo espectacular en los 90. En este caso además de los problemas laborales señalados para la actividad frutícola, hay que considerar el severo deterioro del fondo marino que causan los cultivos de salmónidos en los fiordos del sur de Chile. Es por ello que consideramos fundamental que los protocolos acordados entre la UE y Chile contemplen este tipo de acciones correctivas y preventivas, tanto en lo laboral como en lo ambiental, ya que no es aceptable que los beneficios del Tratado sean recogidos por los empresarios solamente. Si bien la ampliación de las exportaciones a la UE significará un aumento de las plazas de trabajo en diversos sectores de actividad, también deberían conllevar la noción de trabajo decente, que con tanto vigor promueve la OIT, bajo la batuta del chileno Juan Somavía. De otro modo, las brechas de ingreso seguirán ampliándose en nuestro país y la pobreza no será superada. De otra parte, la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo, a la cual pertenecen los países europeos y otros industrializados, han formulado en fecha reciente una serie de directrices dirigidas a las empresas multinacionales para que, voluntariamente, procedan a cumplir con las reglamentaciones nacionales e internacionales en materia laboral, ambiental y social, tanto en las casas matrices como en las filiales, y que procuren influir sobre sus proveedores y contratistas locales para que ellos se comprometan a cumplir con tales obligaciones mínimas. Esperamos sinceramente que el Acuerdo de Asociación con la UE permita que los trabajadores también puedan brindar. Si así fuere, también los que hemos sido -y seguimos siendo- críticos de la apertura económica a ultranza de nuestro país, podríamos acompañarlos en el brindis. Nello change the world before the world changes you because another world is possible www.peacelink.it/tematiche/latina/latina.htm