Da: "Nello Margiotta" A: Oggetto: México, base de grupo anticastrista de EU Data: venerdì 24 maggio 2002 1.54 Es financiado por la Casa Blanca; forma parte de un programa oficial para minar al gobierno cubano JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES http://www.jornada.unam.mx/ Washington y Nueva York, 22 de mayo. Cuando en 1999 cuatro senadores mexicanos escribieron cartas a Fidel Castro para solicitarle que legalizara los partidos políticos de oposición y realizara elecciones supervisadas desde el exterior, probablemente no sabían que esa iniciativa formaba parte de un programa financiado por el gobierno de Estados Unidos para debilitar al régimen cubano. Documentos del gobierno estadunidense obtenidos por La Jornada señalan claramente que esas misivas, y por lo menos una manifestación anticastrista realizada frente a la embajada de la isla en México, eran resultado de actividades de un grupo interesado en los "derechos humanos en Cuba", financiado por el gobierno de Estados Unidos. Esas actividades en México y otros países podrían ampliarse, según funcionarios estadunidenses, a raíz del anuncio del presidente George W. Bush esta semana de incrementar lo que definió como "asistencia directa al pueblo cubano a través de organizaciones no gubernamentales". Aunque ningún funcionario estuvo dispuesto a detallar los nuevos esfuerzos anticastristas, en particular en México, integrantes de la Casa Blanca informaron esta semana que su gobierno espera poder aumentar el financiamiento para agrupaciones opositoras a Castro tanto en Cuba como en Estados Unidos, y en países como México y España. Es posible saber cómo funcionarían estas iniciativas al revisar las actividades que Estados Unidos ha financiado a través de las ONG y en campañas con la "sociedad civil" en este y otros países. Entre 1996 y 2000 el gobierno estadunidense otorgó 6 millones 419 mil 275 dólares a 15 ONG y tres universidades que se dedicaban a apoyar disidentes en Cuba. El año pasado, Washington otorgó otros cinco millones de dólares para estas actividades y está proponiendo gastar una cantidad igual este año. Una evaluación del programa de la firma de contabilidad Price Waterhouse Coopers documentó en 2001 que gran parte de estos fondos se quedó en Estados Unidos, la mayoría de ellos en grupos con sede en Miami, que desarrollaban esfuerzos vagos por apoyar activistas anticastristas. "El propósito del programa está sujeto a percepciones divergentes surgidas desde sus inicios y continúan ahora", concluyó Price Waterhouse en su evaluación de la efectividad de este programa, copia de la cual está en el sitio de Internet de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). "Algunos argumentan que el programa debería promover un cambio gradual y pacífico en Cuba... otros sostienen que se debería seguir una estrategia intensiva de relaciones públicas y realizar actividades en el extranjero y en Cuba para obligar a que el gobierno isleño cambie sus políticas represivas." Estas disputas, escribió la firma, frecuentemente han obstaculizado la efectividad del proyecto en el pasado. Pero aun si fuese efectivo este programa de asistencia, sostuvo el ex presidente Jimmy Carter la semana pasada, es contraproducente, y de hecho sólo sirve para minar a los críticos legítimos de Castro, quienes trabajan en Cuba para promover reformas. Gillian Gunn Clissold, profesora del Trinity College de Washington y experta en la relación con Cuba, cree que estos programas tienen más que ver con la política de Estados Unidos que con el cambio en Cuba. "Francamente, siento que tal vez al gobierno de Bush le importa menos la eficacia de las acciones en Cuba que apaciguar a cierta gente dentro del sector cubanoestadunidense", declaró a La Jornada. "La última vez que el gobierno estadunidense explícitamente intentó fortalecer a la sociedad civil vía la asistencia directa a grupos cubanos, tuvo un efecto de bumerán y provocó que los grupos cubanos fueran percibidos como títeres de Estados Unidos", afirmó. Pero estas críticas no han disuadido a Bush. "Mi administración relajará las restricciones a la asistencia humanitaria (brindada) por organizaciones estadunidenses religiosas y otras no gubernamentales que atienden directamente las necesidades del pueblo cubano y que ayudarán a construir la sociedad civil cubana. Y Estados Unidos otorgará a tales grupos asistencia directa que puede dedicarse a actividades humanitarias y empresariales", informó el presidente el lunes pasado. Antes de anunciar su política hacia Cuba esta semana, Bush habló telefónicamente con los presidentes Vicente Fox; Ricardo Lagos, de Chile, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, para adelantarles lo que estaba por declarar, y en su discurso solicitó a otros países del hemisferio "usar su influencia sobre el gobierno de Cuba para que permita elecciones libres e imparciales para la Asamblea Nacional, y promover reformas reales, significativas y verificables". La semana pasada, el New York Times informó que el gobierno de Bush tiene la intención de solicitar a otros países en Europa y América, particularmente México y España, ayuden a generar apoyo para los críticos del gobierno de Castro. Pero, aparentemente, el gobierno de Bush no sólo está buscando promover esta línea con otros gobiernos. Según el resumen de Price Waterhouse del programa de asistencia a las ONG realizado en 2001, fondos del gobierno estadunidense también se han canalizado para apoyar una red de Comités de Solidaridad establecidos en varios países de América Latina, coordinados por la organización Directorio Revolucionario Democrático Cubano, con sede en Miami. Esta organización, de acuerdo con documentos federales de hacienda, recibió 89 por ciento de su presupuesto total del gobierno federal estadunidense. Cuando La Jornada se comunicó a las oficinas de Directorio en Miami para solicitar información sobre sus actividades en México, uno de sus representantes confirmó que han trabajado con agrupaciones mexicanas y de otros países latinoamericanos, pero se negó a dar los nombres de los encargados o información sobre cómo contactarlos. "Les pediré que se comuniquen con ustedes", ofreció Orlando Gutiérrez. Cinco días después, La Jornada no había recibido ninguna respuesta. Sin embargo, Gutiérrez informó que el esfuerzo de su organización es "promover intercambios y relaciones entre la sociedad civil cubana y la latinoamericana". No obstante, según documentos legales de impuestos sometidos al gobierno federal, La Jornada se ha enterado que Directorio ha establecido oficinas para los Comités de Solidaridad en México, República Dominicana y Argentina. Directorio gastó 46 mil dólares en 1999 y otros 65 mil en 2000, en el rubro de "gastos de oficina de México", según la forma 990 federal que deben presentar las ONG a las autoridades fiscales de Estados Unidos. Sin embargo, el informe de la contaduría Price Waterhouse ofrece más detalles sobre estas actividades y describe cómo Directorio trabajó con el Comité de Solidaridad en México y otros grupos poco antes de celebrarse, en 1999, la Cumbre Iberoamericana en La Habana para organizar actividades anticastristas. "Con base a la información presentada por el Comité de Solidaridad en México, cuatro senadores mexicanos escribieron cartas al gobierno cubano antes de la Cumbre Iberoamericana", informa Price Waterhouse al resumir las actividades de Directorio financiadas por el programa de asistencia del gobierno estadunidense. "Los senadores solicitaron que el gobierno cubano cumpliera con los términos de los acuerdos de Viña del Mar y Río de Janeiro que establecen respeto a los derechos humanos, pluralismo político, libertades básicas, régimen de ley y democracia representativa. Además solicitaron que Cuba legalizara a todos los partidos políticos de oposición y las instituciones cívicas y que celebrara elecciones libres bajo supervisión internacional". El Comité de Solidaridad en México también realizó reuniones informativas con varios legisladores federales mexicanos poco antes de un encuentro con representantes del Partido Comunista de Cuba en junio de 1998, celebrado en la ciudad de México. "Informados por adelantado por el Comité de Solidaridad en México, los legisladores preguntaron a los cubanos si estaban dispuestos a implementar un proceso político plural con competencia de partidos contrarios", explicó Price Waterhouse en su descripción de cómo fueron utilizados los fondos del gobierno estadunidense en este tipo de actividades. También señaló que el Comité de Solidaridad en México seguía sus esfuerzos para ampliar relaciones con "organizaciones estudiantiles y de mujeres pro vida". Otras actividades en México organizadas con el apoyo de los fondos estadunidenses canalizados por Directorio en Miami, incluyeron un mitin frente a la embajada de Cuba en la ciudad de México el 23 de mayo de 1999, en el cual un grupo de activistas cristianos mexicanos portó carteles con lemas, según Directorio, que decían: "por los perseguidos, por los presos políticos... por la libertad de Cuba". 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