Da: "Nello Margiotta" A: Oggetto: Venezuela: Oposición a Chávez se desgasta y desespera Data: lunedì 11 novembre 2002 17.27 Manuel Cabieses Donoso Punto Final La oposición venezolana, encabezada por la agresiva asociación empresarial Fedecámaras y la CTV -una mafia sindical al estilo mexicano- no ha cancelado sus planes para sacar al presidente Hugo Chávez del Palacio de Miraflores. Sin embargo, sus posibilidades se han visto reducidas después del fracasado golpe del 11 de abril. Chávez salió fortalecido de esa prueba. La oposición, en cambio, está dando señales de agotamiento y surgen fisuras que podrían extinguir la Coordinadora Democrática, el frente político antigubernamental. La mediación internacional - como la misión de la OEA, Pnud y Centro Carter que visitó Caracas en septiembre- ha decepcionado a la oposición. Sus recomendaciones apuntan al respeto de la Constitución y a un diálogo democrático que el gobierno acepta pero que la oposición rechaza. Los opositores anunciaron un "septiembre negro" pero no pasó nada, o muy poco. Para el 11 de septiembre convocaron a un "trancazo" de autopistas y carreteras para paralizar el país y crear el caos en Caracas, super congestionada de vehículos. Las instrucciones de cómo proceder, los puntos a "trancar", etc., se difundieron por la prensa, radio y TV, que son la punta de lanza de la oposición. Desde las 6 de la mañana los canales privados de TV se convirtieron en el comando operativo del "trancazo". Pero a las 10 de la mañana tuvieron que admitir que había sido un fracaso. Las desalentadoras imágenes desaparecieron de la pantalla. El incansable plan desestabilizador, no obstante, siguió con una manifestación y misa el 26 de septiembre en Chuao, territorio de las clases medias y altas en la zona este del valle de Caracas. Se anunció que culminaría con un desafiante acto en la base aérea de La Carlota, sede del Ministerio de la Defensa. Pero no pasó nada digno de mención y la manifestación fue mucho menor a lo esperado. Y así terminó el "septiembre negro" al que Chávez -que gusta recoger el guante opositor cada vez que se lo lanzan- había replicado llamándolo "septiembre bonito". Sin embargo, aunque carentes de imaginación, los opositores no descansan. En una burda repetición del libreto que llevó al golpe del 11 de abril, convocaron a una marcha para el 10 de octubre. CTV y Fedecámaras -empresarios y sindicalistas unidos en un solo empeño-, anunciaron que pondrán fecha a un paro nacional que podría comenzar el 11. Pero como ese día es viernes, el anuncio fue recibido con escepticismo. El talón de Aquiles del gobierno sigue siendo la situación económica. El dólar se ha disparado. Los precios suben (Venezuela importa el 60% de lo que consume). Sin embargo, el Estado tiene sólido respaldo en reservas internacionales por más de 15.000 millones de dólares. El golpe de estado del 11 de abril, sin duda, fue un imprevisto revés del presidente Chávez. Puso en tela de juicio la ilimitada confianza que había depositado en el alto mando de las FF.AA. Sin embargo, parece haber asimilado la lección. Chávez estuvo prisionero desde la madrugada del viernes12 hasta la madrugada del domingo 14 de abril, cuando regresó en triunfo a Miraflores en un helicóptero de los leales paracaidistas del general Raúl Baduel, que en ningún momento se tragó la píldora de que el presidente había renunciado, como afirmaban los golpistas. El general Baduel -ahora al frente de la División de Blindados- es un camarada de armas de Chávez desde la primera hora. Pertenece al pequeño grupo que el año 82 se juramentó con Chávez para crear el Movimiento Revolucionario Bolivariano-200. Cuando Chávez encabezó el intento golpista del 4 de febrero del 92, Baduel no fue detectado y continuó su carrera militar. Chávez no consiguió derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez, responsable de la masacre del 89 conocida como el "caracazo". Lo que no pudo Chávez lo consiguió la corrupción. El 93 Pérez, bajo un alud de denuncias, fue destituido y encarcelado. Hoy vive en Estados Unidos y -después de alentar el golpe- también se ha convencido que Chávez no podrá ser derrocado por la fuerza. Lo que intentan sectores más sensatos de la oposición es acortar el período de Chávez mediante un referéndum. El presidente los ha llamado a esperar agosto del 2003 cuando, a la mitad de su período, como ocurre con todas las autoridades elegidas por voto popular, se puede convocar a un "referéndum revocatorio" que podría poner fin a su mandato. La oposición, sin embargo, no quiere esperar tanto. Sabe que el tiempo juega a favor de Chávez y de la recuperación de la economía. El golpismo se estrelló en abril contra un muro de pueblo y soldados. Aunque Chávez sufrió la dura experiencia de la traición (el 11 de abril llegaron a Miraflores a exigirle la renuncia los generales Manuel Antonio Rosendo, jefe del Comando Unificado de las FF.AA., y Eliécer Hurtado, ministro de Infraestructura, hombres de su confianza). Pero la conspiración militar sufrió una derrota. Más de 60 oficiales superiores sólo conservan el uniforme a la espera de su pensión de retiro. Aunque el Tribunal Supremo de Justicia -por 11 votos contra 9- dictaminó que no habían cometido delito de rebelión, escandaloso fallo que inyectó fuerzas adicionales al gobierno por el rechazo popular, los generales y almirantes golpistas pagaron el costo de cantar una victoria anticipada. Chávez aprovechó para hacer limpieza en la casa, los mandos fueron renovados con hombres como Baduel y los 14 generales del ejército y la fuerza aérea que rechazaron el golpe. El comando de las unidades fundamentales estaría garantizado. En Barquisimeto conocimos al general Jesús Wilheim Becerra, comandante de una guarnición de 6 mil hombres. Para el golpe era jefe de las tropas en la frontera con Brasil (3 mil hombres) y se negó a obedecer a los golpistas. Cortó las comunicaciones radiales; reunió a sus oficiales, que estuvieron de acuerdo con él, consultó a los soldados y el respaldo fue todavía más caluroso (se habla de unidades en Caracas y otras ciudades donde los oficiales jóvenes estaban dispuestos a entregar armas al pueblo y los soldados plantearon que no obedecerían órdenes del grotesco "presidente", el empresario Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecámaras que los golpistas habían instalado en Miraflores). El general Wilheim es hombre joven y agradable, de pocas palabras. Las suficientes para contarnos que en su familia hay varios detenidos desaparecidos, víctimas de los partidos que hoy se oponen a Chávez. Wilheim parece tener una identificación muy fuerte con los postulados de la revolución bolivariana que, entre otras cosas, ha reconciliado al pueblo con unas FF.AA. que no sólo combatieron duramente a las guerrillas de los años 60, sino que reprimieron -con ciego acatamiento al poder político- todo acto de rebeldía popular durante 40 años. El presidente Chávez está llamando a las clases medias para que no sirvan de carne de cañón a una oposición manipulada por la oligarquía financiera. "El nuestro -sostiene- es un proyecto revolucionario pacífico y democrático. Para la clase media debería ser importante un gobierno que quiere mejorar la educación, salud, vivienda y trabajo, que quiere una gran clase media. La campaña mediática -como la que se hizo en Chile cuando Salvador Allende-, envenena a la clase media y la vuelve contra un gobierno que defiende sus intereses". La virulencia opositora de los medios de comunicación, sin embargo, ha llegado a un peack de saturación. Comienza a crecer la sintonía de la TV y radio del Estado, en desmedro de la televisión privada. Ha disminuido hasta casi el 20% la circulación de los diarios. Sólo se salva el matutino "Ultimas Noticias" que bajo la dirección de Eleazar Díaz Rangel, conocido periodista de Izquierda y ex dirigente gremial, hace un periodismo que informa con imparcialidad. El Colegio Nacional de Periodistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, hasta hace poco alineados con los dueños de los medios, han comenzado a recuperar su verdadero rol. El 2 de octubre efectuaron una Jornada por la Dignidad en la Plaza del Panteón Nacional. Junto con rechazar las agresiones contra periodistas, se pronunciaron contra la "censura en medios de comunicación privados y oficiales". Los periodistas exigieron "a los dueños de las empresas el cabal cumplimiento de la misión informativa de dichos medios" y se plantearon "retomar el ideal de la participación en la línea informativa de los medios". La convocatoria exhortó "a los periodistas 'anclas' en los medios audiovisuales para que no confundan su labor de comunicación social con el ejercicio de la política", directa alusión a "periodistas" que actúan como agitadores y dirigentes opositores. Sin embargo, en materia de comunicaciones, el gobierno tiene su cuota de responsabilidad. El viejo dirigente comunista Guillermo García Ponce señala: "El hecho de que el gobierno de Chávez no haya creado ningún recurso para contrarrestar esa campaña (para desestabilizarlo), por incompetencia o incomprensión del papel de los medios, agrava mucho más la vulnerabilidad del presidente y de la revolución bolivariana". En el campo del gobierno no faltan reproches al presidente Chávez por la "mano blanda" con una oposición que demostró estar dispuesta a todo y que no ha escarmentado. Quienes exigen mano dura se quejan que Chávez dejó pasar una oportunidad quizás única de profundizar la revolución bolivariana. Pero Chávez se aferra estrictamente a la Constitución del 99, que él mismo inspiró y que otorga garantías para que la oposición lleve adelante, sin riesgos ni sanciones, el plan desestabilizador. Un conocedor de la política venezolana explica: "Esta Constitución fue hecha por perseguidos políticos; gente que sufrió cárcel, torturas, asesinatos y exilio y que siempre estuvo en la oposición. La redactaron desde la perspectiva de los que han sufrido los abusos del poder y por eso es un tanto idealista e ingenua" ************************************************** Nello change the world before the world changes you because another world is possible